La prevención del cáncer empieza en la dieta diaria
Uno de cada tres cánceres está relacionado con una dieta inadecuada. Tomar más vegetales, proteínas de calidad y fibra, y menos productos procesados, contribuye a disminuir el riesgo de desarrollar un tumor. En definitiva, la prevención del cáncer empieza en la dieta diaria.
Comer de una determinada manera puede aumentar o disminuir el riesgo de desarrollar un cáncer en el futuro. No podemos cambiar nuestra genética, pero sí poner nuestro granito de arena en la forma en la que se expresa. «Se sabe que uno de cada tres cánceres está relacionado con una alimentación inadecuada y lo que más peso tiene es la obesidad, que se asocia claramente con la aparición del cáncer», explica la doctora Paula J. Fonseca, oncóloga del Hospital Central de Asturias y autora del libro «Comer para vencer el cáncer».
La experta señala que la mejor demostración de la relación entre dieta y tumores es la evolución del cáncer de estómago. «Desde que se introdujeron los frigoríficos se ha reducido significativamente su incidencia porque ha disminuido la ingesta de ahumados y salazón y se consumen más alimentos frescos», asegura. Sin embargo al de colón le ha pasado lo contrario -apunta- de poco frecuente a ser el primero «por la ingesta de menos fibra, más alimentos procesados y el sedentarismo». Pero no solo los tumores de estómago y colon se relacionan con la dieta. También el de páncreas, mama, útero y próstata. Estos tres últimos son hormonodependientes. «Las personas con obesidad producen más hormonas que pueden favorecer el cáncer», explica la doctora Fonseca.
En 2014, el estudio español EpiGEICAM, publicado en la revista «British Journal of Cancer», concluyó que el consumo de alimentos de la «dieta mediterránea», enriquecida con aceite de oliva, puede reducir el riesgo de cáncer de mama hasta en un 30%, frente a una dieta baja en grasas, que no influyó en ningún sentido; y otra de estilo occidental (alto consumo de productos grasos, carne procesada, dulces, bebidas calóricas y bajo consumo de cereales) que resultó ser la más perjudicial para desarrollar este tipo de tumor.
¿Qué debemos potenciar en nuestra dieta para mantener alejado el cáncer? Comer siempre un primer plato de verduras frescas, priorizar como segundo plato el pescado, «preferiblemente azul», matiza la oncóloga, y las legumbres, tomar fruta de postre y comer todos los días un yogur. Este último es «preventivo del cáncer de colon por su contenido en vitamina D y su aporte de bacterias saludables para el intestino», señala al doctora. «Una mezcla muy buena es el zumo de un limón con yogur natural», recomienda.
No hace falta que sea ecológico
Lo principal, según Pedro Robledo, nutricionista de la unidad de Dietética, Nutrición e Investigación de MD Anderson Cancer Center de Madrid, es volver a una alimentación variada, adecuada y «lo más natural posible», donde el aporte de azúcares y energético «provenga de las frutas y verduras, además de las legumbres». «Nuestro intestino necesita del contenido en nutrientes y fibra de estos alimentos», afirma. No hace falta que sean ecológicos. «Realmente tomar un producto ecológico no añade un extra al contenido energético o nutricional, solo aromático», apunta el experto.
Por contra, la carne roja, que está en el punto de mira de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, debe tomarse «como mucho, dos veces a la semana» y preferiblemente que sea «carne de ternera española y jamón ibérico», aconseja la doctora Fonseca.
Para cocinarla, lo ideal es prepararla con aceite de oliva, con un sistema que no implique una temperatura muy elevada, por largo tiempo y en fuego directo, para evitar la producción de «elementos químicos tóxicos», y en una cantidad que no supere los 100 gramos, apunta el nutricionista.
El experto recuerda que la carne en sí misma no es un problema específico de salud. El inconveniente está en la elaboración culinaria inadecuada, y en la frecuencia y la cantidad de consumo. «Comer cinco días a la semana carne no es el mejor sistema de alimentación», advierte.
Alimentos preventivos
Frutas y verduras: Al menos cinco raciones al día. Son ricas en vitaminas y minerales, antioxidantes, y fuente de fibra.
Pescado: Debería tomarse entre cuatro y seis veces por semana. Preferiblemente azul, al horno y con un poquito de limón.
Aceite de oliva: Tiene que ser la grasa fundamental de la dieta. Rico en vitamina E, protege a las células frente al daño oxidativo.
Yogur: Uno al día aporta bacterias saludables para la flora intestinal y vitamina D, que disminuye el riesgo de cáncer de colon.
Legumbres: Dos o tres veces a la semana. Ricas en antioxidantes, proteínas vegetales y fibra, que favorece el correcto tránsito intestinal.
Alimentos de riesgo:
Carne roja: La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer la considera «probablemente carcinógena para los humanos».
Ahumados: Durante el proceso de ahumado, como en la barbacoa, se pueden generar hidrocarburos aromáticos policíclicos.
Embutidos: Cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida a diario aumenta el riesgo de sufrir un tumor de colon en un 18%.
Bebidas muy calientes: El té, el café o el mate eleva el riesgo de tener un tumor de esófago si se consumen a más de 65 grados.
Pan muy tostado: La acrilamida, que se produce al cocinar a altas temperaturas alimentos almidonados, puede causar cáncer.
Fuente: ABC
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