El positivismo, ¿previene el cáncer?
El positivismo, ¿previene el cáncer?. Durante los últimos años, se ha popularizado el pensar que tomar una actitud positiva puede prevenir la aparición del cáncer y sobretodo contribuir a la superación de esta enfermedad. Esta idea se basa en un número reducido de investigaciones; no obstante, el análisis global de la evidencia científica existente en la actualidad revela que son erróneas.
Las principales causas del cáncer vienen relacionadas con factores de riesgo medioambiental, a destacar el consumo de tabaco, la obesidad, las infecciones, la radiación, el sendentarismo y la exposición a sustancias contaminantes entre otros. Si bien los factores psicológicos pueden influir en cierto grado en esta enfermedad a través del grado de estrés, su peso en general es escaso.
La relación entre la actitud positiva y el cáncer
Diversos análisis de investigaciones sobre la posible asociación entre los entre los factores psicológicos y el desarrollo o la progresión de cánceres, no se ha encontrado una relación entre la actitud positiva y la prevención o recuperación de estas enfermedades.
El caso del cáncer de mama ha sido particularmente estudiado, en parte porque algunos de los estudios que daban apoyo a la hipótesis de que la actitud positiva previene esta enfermedad habían sido realizados con mujeres afectadas con este tipo de cáncer.
No se han encontrado asociaciones significativas entre la prevención ni la supervivencia al cáncer de mama y factores psicológicos como el grado de estrés psicosocial, el apoyo social o el estilo de afrontamiento del estrés. No obstante, existe un factor de personalidad que sí parece asociarse al cáncer.
Psicoterapia enfocada a esta enfermedad
Durante las últimas décadas se han desarrollado diversas terapias psicológicas orientadas al tratamiento del cáncer. Otras se focalizan en la prevención de estas enfermedades, e incluso en la modificación de factores de personalidad supuestamente relacionados con el cáncer.
Un caso especialmente llamativo es el de la terapia de visualización desarrollada por Simonton en los años 80. Este programa consiste en visualizar las defensas del organismo destruyendo las células cancerosas, así como en la promoción de una actitud positiva en general. No hemos encontrado estudios independientes sobre la eficacia de este “tratamiento”.
También existe la terapia de conducta de innovación creativa, desarrollada por Eysenck y Grossarth-Maticek en base a su propia hipótesis. Se centra en el desarrollo de nuevos patrones de conducta que sustituyan las actitudes que los autores asocian con la aparición y el progreso del cáncer. De nuevo, ha sido estudiada básicamente por sus propios creadores.
Si nos guiamos por la evidencia científica disponible podemos concluir que la intervención psicológica en el cáncer debería focalizarse en la prevención de los factores de riesgo principales (consumo de tabaco y alcohol, dieta inadecuada, sedentarismo, etc.) así como en la adhesión a los tratamientos médicos, más que en la célebre “actitud positiva”.
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